Los datos son contundentes y no admiten lecturas sesgadas: en la última década los niveles de pobreza e indigencia aumentaron y la Argentina está sometida a una fractura social expuesta.
Las cifras del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) marcan, además, que del 2021 al 2022 el panorama se agravó por la fragilidad de las condiciones macroeconómicas y en particular la alta inflación, aunque la asistencia del Estado impidió que el resultado fuera peor. Hay 18 millones de personas que son pobres y 3,3 millones que son indigentes en la Argentina, según la proyección de los datos de la UCA.
En el último año, la pobreza aumentó del 42,4 al 43,1 por ciento, pero la indigencia bajó levemente, del 9 al 8,1 por ciento
“No hay sorpresas en esta cuestión. Lo que pasó fue que la inflación siguió y tenemos apenas un programa que combate la pobreza que es la Asignación Universal por Hijo. Si nos guiamos por los números que da la UCA del 8% de pobreza extrema estamos en el mismo nivel que el año pasado y esa aguja no se mueve por la AUH y la Tarjeta Alimentar”, explicó en FM Pacífico Jorge Paz, economista y titular del Instituto de Estudios Laborales y de Desarrollo Económico.
Con un pico durante la pandemia, la situación comenzó a normalizarse en 2021 con la apertura de la economía, pero los datos del tercer trimestre de este año marcan un resultado desalentador.
“Los ingresos crecen a menor velocidad que los precios y la pobreza aumenta. Durante la pandemia la pobreza disminuyó por todo el paquete que había lanzado el gobierno. En el 2020 se retrajo un poquito, pero después volvió a la normalidad. Los programas que lanza el gobierno están actuando sobre el núcleo duro de la pobreza, si no existieran habría movimientos dentro de la pobreza”, expresó Paz.
El economista aseguró, por otro lado, que “el trabajo no soluciona la pobreza” y que claramente hay pobreza con trabajo. El 50% de la fuerza laboral argentina son trabajos precarios y generan ingresos insuficientes para poder afrontar los aumentos de precios.
“Nosotros ponemos énfasis en la educación, tanto en personas adultas como niños y niñas. Ese es el punto estructural que habría que tener en cuenta para atacar la pobreza. Los chicos que están viviendo y criándose en la pobreza se los condena a una vida adulta con pobreza, con problemas laborales y trabajos precarios. Los programas están bien, pero no dejan de ser contenciones a una situación que se debe solucionar de fondo”, aseguró Jorge.
