Alberto Fernández no quiere negociar con los bonistas de Nueva York. Se evalúa un default en mayo

Economia

El Presidente ordenó al ministro de Economía, Martín Guzmán, que reiterara a los fondos de inversión que la oferta “no se toca” y que la crisis económica causada por el coronavirus no permite destinar más recursos financieros al pago de la deuda externa.

El lobby de los bonistas extranjeros para lograr una mejora en las condiciones de la oferta y desplazar a Martín Guzmán como único negociador de la deuda externa, intenta seducir a Alberto Fernández a través de distintos formatos y modalidades: chat, mail, celular, video conferencia, café a solas, almuerzo institucional, cena entre amigos, mensaje grabado y papers en inglés con gráficos relucientes a cuatro colores.

“No voy a cambiar una coma, y Martín (Guzmán) es el único autorizado para conversar con los fondos”, repite el Presidente, una y otra vez, cuando se topa con una nueva operación de lobby a favor de los bonistas bajo legislación extranjera.

El Presidente tiene ciertos argumentos políticos-financieros para rechazar a los representantes de los fondos que ingresan a su intimidad de Olivos en forma personal o digital. “Nuestra oferta es menor que la sugerencia de quita que propuso el Fondo Monetario Internacional (FMI), y lo hicimos para demostrar que queremos cerrar y evitar el default”, argumenta Alberto Fernández con los números ya aprendidos de memoria.

La replica vía chat, mail o en la soledad de la quinta presidencial no se hace esperar: “Si aflojas un poco, si pagas más intereses, te lo cierran en tres días…”, comentan en un loop infinito.

El lunes 20 de abril, Alberto Fernández y Sachs conversaron sobre la oferta a los bonistas que ese día se publicó en la SEC de New York. La llamada telefónica duró casi una hora, y el Presidente se quedó con tres conclusiones:

1. La propuesta argentina a los fondos de inversión es más seductora que los intereses que pagan actualmente los bonos soberanos del Tesoro de los Estados Unidos.

2. La oferta a los bonistas se hizo antes de la pandemia y su impacto en la economía nacional. Es decir: si hubiera tenido en cuenta ese hecho global, sus condiciones serían más agresivas respecto a los plazos de gracia, y quita de interés y capital.

3. Sachs explicó que la crisis del COVID-19 puede “dejar a cuarenta países en default”, y que es una variable que no se debería descartar frente a la intransigencia de los bonistas.

Larry Fink, CEO de BlackRock, uno de los fondos de inversión que compraron bonos argentinos y que tiene mucho poder en Wall Street y Washington
Larry Fink, CEO de BlackRock, uno de los fondos de inversión que compraron bonos argentinos y que tiene mucho poder en Wall Street y Washington

La posición de Alberto Fernández puede implicar un punto de ruptura con los mercados de capitales de New York y enfriar la relación con la Casa Blanca y el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Larry Fink, CEO de BlackRock, ya empezó a mover sus influencias en Washington y en el Fondo Monetario Internacional para lograr que el presidente abra la mano y ofrezca mejores condiciones de negociación de la deuda externa.

BlackRock, Fidelity, Ashmore, Templeton y Pimco, entre otros grandes jugadores de peso, ya rechazaron la oferta diseñada por Guzmán y no tienen previsto -por ahora- presentar una propuesta formal y alternativa. Sí estos fondos han abierto varias vías para llegar a Olivos -digitales y personales-, y en todos los casos sus argumentos fueron soslayados -una y otra vez- por Alberto Fernández y su ministro de Economía. 

En este contexto, con ambas partes en posiciones intransigentes, no se descarta que haya default. Sería una paradoja de difícil explicación: Alberto Fernández y los principales fondos de inversión juran que no quieren llegar a los tribunales de New York. Pero a pocos días de la fecha límite fijada por Guzmán -8 de mayo-, todo parece indicar lo contrario.

NOTICIA DE: INFOBAE

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